Cada 18 de julio el lugar vacío que dejan las mismas ausencias lo ocupa la impunidad.
Los mismos nombres, los mismo rostros. Jamás el olvido.
Estuvimos en el homenaje a las víctimas de atentado a la AMIA organizado por la Asociación Israelita de Bahía Blanca.
El reencuentro con los amigos y compañeros de gestión en aquellos años en que presidí la institución acentuaron, desde la emotividad, la sensación de impotencia conforme pasan los años. Luego del acto, en conversación con esos amigos, Norma dice “me acuerdo lo que estaba haciendo ese día a esa hora, ¿ustedes que hacían?”.
Pudimos recordar ese momento.
En cambio, para las 85 víctimas el reloj se detuvo ahí.
Recordar y continuar sosteniendo el reloj de la lucha es nuestro deber. Memoria por justicia.